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martes, septiembre 07, 2021

Los pisos compartidos se multiplican en Madrid y Barcelona

Independizarse es caro y mantener la independencia es igual de caro. Por eso vemos cada vez más pisos compartidos en nuestras ciudades. Ya no son estudiantes los inquilinos de las viviendas compartidas. Mirando las estadísticas, encontramos que un 46% de los ciudadanos que comparten piso tienen entre 30 y 50 años. 
Vivir en un piso compartido no es fácil. Compartes cocina, cuarto de baño, lavadora, lavavajillas, tendedero, la pequeña terracita si la tienes. Compartes olores, ruidos. Compartes el portazo que da tu compañero de piso enfadado. Compartes también la alegría de la compañera que llega con la noticia de una prórroga en su contrato laboral. Compartes la vida.

Las empresas se lanzan por el consumidor potencial del piso compartido. Empiezan a fabricar lavadoras portátiles. Han hecho estudios de mercado en los que se aprecia el deseo de tener una lavadora propia, aunque sea una lavadora de esas que metes en la habitación alquilada o realquilada. Un estudio de mercado ha dicho que se necesitan lavadoras portátiles de mayor capacidad. Se fabrican. La empresa Sujrtuj vende la lavadora portátil que cubre las necesidades de colada de una familia de 2,50 miembros (el número de personas por hogar descubierto por el INE en 2020). Los amigos de Sujrtuj todavía venden barata su nueva lavadora portátil. La ley de la oferta y demanda les ha marcado un precio asequible. Esperan aumentar el precio cuando la demanda de lavadoras portátiles se dispare.

La realidad de los pisos compartidos es preocupante en Madrid y Barcelona. El 46% de los que comparten vivienda con edades entre los 18 y los 30 años aún tienen esperanza en una vida mejor. El 46% que comparte vivienda con edades entre 30 y 50 años empiezan a pensar que se alejan del sueño de una vivienda propia. Tal vez nunca entren a formar parte de ese 77% de ciudadanos y ciudadanas que viven en su propia vivienda. España va a empezar a dejar de ser un país de propietarios para convertirse en el país de los #yocompartopiso. Menos mal que pueden aspirar a tener su propia lavadora portátil. Demos gracia a Sujrtuj y a otras empresas que hacen realidad el sueño de tener colada independiente.
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Economista

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