Los políticos de Ciudadanos no fueron bien recibidos en la manifestación del Orgullo Gay celebrada en Madrid. Sus coqueteos declarados con el PP y no declarados con VOX no despiertan simpatías. Albert Rivera y los suyos están yendo hacia la derecha casi sin darse cuenta. Por eso se sorprenden cuando en vez de recibir abrazos reciben abucheos.
Los de Rivera buscan justificaciones de mal perdedor. La culpa, dice Inés Arrimadas, la tuvieron las declaraciones del ministro Marlaska. Hay perdido una ocasión para regresar al centro, para pedir perdón como perdón pidió el Rey emérito cuando cazó un elefante. Los de Ciudadanos andan también a la caza, pero no de elefantes sino de poltronas. Su ansía de poder les resta simpatías en colectivos LGTBI. No se comprenden sus pactos con el PP de Casado y con VOX. Se comprendería más un apoyo al PSOE imponiendo condiciones.
Es una pena. Este país necesitaba un partido político en el centro ideológico que pusiera mesura en la vida política. Ciudadanos fue dejando el centro porque a su líder el centro se le hacía incómodo. Albert Rivera regresa a su pasado en el Partido Popular acelerando los tiempos. Debe ser cosa de la edad. Albert Rivera, con los cuarenta años superados, se siente más de derechas. Suele ocurrirle a la gente que se está haciendo mayor.
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