No se habla mucho de fraude en estos tiempos de coronavirus, restricciones a la movilidad y confinamientos por barrios, pero el fraude sigue existiendo. Todo el mundo es ladrón cuando tiene ocasión. Las personas honradas con el fisco escasean, al menos las que son honradas motu propio. La honradez con Hacienda está más motivada por el miedo a la sanción que por la voluntad de contribuir a engordar las arcas del erario público.
Puestos a hablar de fraude, habría que centrarse en el fraude de multinacionales. Sería necesario crear un cuerpo especial de inspectores de Hacienda cuya especialidad fueran las multinacionales que evitan contribuir en todo lo que debieran al fisco nacional.
En cambio, la tendencia de todos los Gobiernos es perseguir al autónomo, al ciudadano de a pie, a una clase que se cree clase media y en un par de telediarios un coronavirus convierte en clase pobre. No quiero decir que no se deba poner algo de atención sobre los fraudes a pequeña escala. Simplemente digo que no habría que malgastar recursos del Estado en perseguir el fraude de los autónomos y de los trabajadores por cuenta ajena, En estos casos debería primar la voluntariedad para salir del fraude. Unas cuantas cartas comunicativas sirven para meter miedo.
La inspección de Hacienda debería centrarse en perseguir el fraude de las multinacionales. Ahí sí que habría que ser implacables. Lamentablemente, no piensan así los Gobiernos. Tanto el PP como el PSOE miran para otro lado cuando las multinacionales se ríen del fisco español.
María Rey
Economista
--------------------