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martes, octubre 15, 2024

Lo que come una vaca en Galicia


Es difícil ser agricultor/a y también es difícil ser ganadero/a. La gente del campo sigue mirando al cielo mientras teme los efectos perversos del clima en sus cultivos. Lo vemos en esta Galicia nuestra. Un otoño altamente lluvioso y ventoso a causa de fenómenos como el temporal Kirk está provocando daños en el campo gallego que tendrán repercusión en otros sectores. Más de 30.000 hectáreas de maíz en Galicia han sido arrasadas, y esta gramínea es el sustento de gran parte de las más de 315.000 vacas lecheras de la cabaña gallega, pues cada animal come unos 35 kilos de maíz al día. Esto llevará a muchos ganaderos a enviar a sus reses al matadero, habrá menos producción de leche y subirá el precio de la misma.

El maíz es un alimento fundamental para las vacas lecheras, ya que aporta la energía necesaria para su producción de leche. Unos 35 kilos diarios son esenciales para mantener su productividad y salud. La alimentación de las vacas no se limita al maíz; también incluye otros forrajes como la alfalfa y el heno, complementos minerales y vitaminas para asegurar su bienestar. Sin embargo, el maíz representa una parte crucial de su dieta por su alto contenido energético.

La producción de maíz en Galicia es vital no solo para la alimentación de las vacas lecheras, sino también para otros sectores agroalimentarios. El temporal Kirk ha dejado campos devastados, afectando tanto a pequeños agricultores como a grandes explotaciones. La pérdida de estas hectáreas implica una crisis en la cadena de suministro, llevando a muchos ganaderos a tomar decisiones drásticas, como el envío de sus vacas al matadero debido a la escasez de alimento. Y menos vacas lecheras en una explotación implica una menor producción de leche.

Así, la disminución en la producción de leche es inevitable bajo estas circunstancias. Menos vacas y menos alimento significan una menor oferta de leche en el mercado. Esto provoca un aumento en los precios, afectando tanto a los consumidores como a los productores. Los consumidores verán reflejado este incremento en el precio de productos lácteos, mientras que los ganaderos enfrentan mayores costos de producción.

Además del impacto económico, esta situación tiene repercusiones ambientales y sociales. El cultivo de maíz en Galicia es una práctica tradicional que sostiene la economía rural y preserva el paisaje agrario. La pérdida de cosechas afecta directamente a las comunidades rurales, disminuyendo su calidad de vida y sus ingresos. La recuperación de estas tierras no será rápida ni sencilla, requiriendo inversiones y tiempo para volver a niveles de producción anteriores.

El temporal Kirk es un recordatorio de cómo los fenómenos meteorológicos extremos pueden afectar profundamente la economía agrícola y otros sectores relacionados. La resiliencia de las comunidades rurales dependerá de la capacidad de adaptarse a estos cambios, implementando estrategias de mitigación y diversificación de cultivos. La tecnología y la innovación agrícola jugarán un papel crucial en esta adaptación, buscando soluciones sostenibles que minimicen el impacto de futuras adversidades.

Una posible solución podría ser la diversificación de cultivos y la implementación de sistemas agroforestales que integren el maíz con otros cultivos y árboles. Estos sistemas pueden mejorar la resiliencia del suelo y la biodiversidad, reduciendo la vulnerabilidad a fenómenos meteorológicos extremos. La colaboración entre agricultores, investigadores y gobiernos es esencial para desarrollar e implementar estas prácticas innovadoras. Pero, a día de hoy, los milagros no existen. 

La crisis actual también destaca la necesidad de políticas agrarias más robustas y sostenibles que apoyen a los agricultores en tiempos de crisis. Los subsidios y ayudas directas pueden proporcionar un alivio temporal, pero se requieren soluciones a largo plazo que fomenten la sostenibilidad y la resiliencia. Programas de seguros agrícolas y fondos de emergencia podrían ser cruciales para ayudar a los agricultores a recuperarse de pérdidas catastróficas.

En conclusión, la alimentación de las vacas lecheras, especialmente el maíz, es fundamental para la economía agrícola de Galicia. Los daños causados por el temporal Kirk ponen en evidencia la fragilidad de esta cadena de suministro y la necesidad de estrategias más resilientes. En este contexto, la colaboración, la innovación y políticas agrarias robustas serán clave para asegurar la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades rurales en el futuro.

Animo a los agricultores y agricultoras a seguir plantando maíz. Esta planta proporciona a las vacas una alimentación sana que redunda en una producción de leche de mejor calidad. Y se necesita mucho maíz para mantener a cada vaca: 35 kilos diarios por res. 

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MARÍA REY
ECONOMISTA
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