Del Rey abajo pasando por la Presidencia del Gobierno, los Gobiernos autonómicos, Ayuntamientos y demás administraciones públicas, los gastos superfluos abundan. El político que no se compra un nuevo coche oficial, reforma el despacho a lo grande y hasta en la Casa Real no escatiman gastos como hemos visto el pasado mes de agosto con la reforma facial de la Princesa Leticia.
La crisis es cosa del españolito de a pie que paga la hipoteca, pierde el empleo y ve como los banqueros, que provocaron con su pésima gestión la crisis económica, se ven premiados con fondos públicos que evitan la bancarrota de las entidades financieras que nos fríen a comisiones y presumen de beneficios.
Ni siquiera tenemos la posibilidad de castigar en las urnas a estos políticos derrochones: todos los partidos están de acuerdo en que hay que acudir a salvar al capitalismo bancario.