España tiene mucha deuda pública, es decir, le debe mucho dinero a los particulares y empresas que le prestan dinero al Estado. La deuda pública española cerró 2020 en 1,35 billones de euros, una cantidad récord que escandaliza al personal. Pensemos que en 1980 la deuda pública andaba sobre los 16.000 millones de euros, sólo el 17 % del PIB, frente al 120 % del PIB que supone en la actualidad.
Estas cifras de deuda pública nos ponen ante una realidad: lo caro que resulta el Estado de las Autonomías. En la cifra de la deuda pública se incluye la deuda pública de todas las administraciones, es decir, del gobierno central y de los 17 gobiernos autonómicos. Los impuestos recaudados no llegan para pagar la fiesta de las autonomías. De ahí que haya que tirar constantemente de deuda pública.
Si a la ya por sí cara administración autonómica hay que sumar una crisis económica como la que estamos viviendo a raíz del covid-19, la deuda pública se dispara hasta cifras preocupantes. El último repunte del endeudamiento se explica por el incremento del gasto público a causa de la pandemia y a la suma de unos 34.000 millones de la Sareb, la sociedad en la que se aglutinaron los activos inmobiliarios problemáticos de la banca tras la crisis de 2008.
Ante esta situación, no sorprende que se anuncie para un futuro inmediato una reforma fiscal. El Gobierno necesita dinero para pagar la fiesta del derroche de los políticos. Preparemos los bolsillos los currantes de a pie. La deuda pública hay que pagarla.
María Rey
Economista