Tal cual reina destronada, Marta Rovira se nos va de España. Supongo que elegirá Bruselas, la ciudad preferida por el exilio catalán independentista. En Bruselas y alrededores se vive bien. Sólo hay que ver la casita que ha encontrado el señor Puigdemont para cobijarse para entenderlo.
Mientras estos dirigentes de la Independencia catalana rehacen sus vidas fuera de las fronteras españolas, los catalanes de la pancarta callejera sueñan con un país con ejército propio nutrido por las filas de la mili reinventada con acento catalán. Es fácil engañar a los pobres. Sueñan tanto como la cenicienta cuando fregaba suelos en la casa de la madrastra.
Yo creo que se vive mejor en la España madrastra que en esa Cataluña que quieren vender como el paraíso. Sólo pensar en la posibilidad de acabar desfilando con pasos marciales en una mili de un todo por la Patria me da dolor de cabeza. En España nadie va a la mili. Y los que nos roban nos roban a todos. ¿O acaso no estamos pagando todos los sueldos de los políticos?
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