La hotelería sólo necesita abrir para recuperarse. Lo vimos estos días con las terrazas llenas de gente cansada de estar encerrada en casa y cansada de pasear por calles con bares cerrados. Los seres humanos estamos diseñados para sobrevivir. Enseguida recuperamos las viejas costumbres y nos imaginamos la vieja normalidad. No necesitamos tratamiento psicológico.
Las terrazas de los bares abrían el pasado viernes. En una Galicia confinada en áreas sanitarias, la normalidad se vuelve a palpar en las aceras. Sólo un transporte reducido de viajeros durante los fines de semana marca la anormalidad en una vida de mascarillas.
Abro el periódico y veo hablar a una científica, con cara de señora amargada de una cuarta ola a finales de marzo. Cierro el periódico. Las hay que nos chafan la alegría. Pero pronto me olvido de la científica cuando vuelvo a pensar en una tarde de pinchos en los bares recién abiertos.
María Rey
Economista