A nadie debe sorprender la matanza de ayer en la Universidad de Virginia. Cuando las armas de fuego se pueden comprar como palomitas de maíz ¿qué se va a esperar? Pues que cualquier pistolero aficionado encuentre un "motivo" que desate sus iras y apriete el gatillo.
Lo seguro es que en EEUU no aprenderán tampoco esta vez. La sociedad americana seguirá defendiendo su derecho a la autodefensa individual; comprarán pistolas y, una y otra vez, ocurrirán lamentables sucesos como el de Virginia en los centros escolares. Mientras los muertos estén visibles en las portadas de los periódicos y en las imágenes de las televisiones, abrirán el debate sobre las armas al alcance de todos, pasado el mal trago reafirmarán su fe en las pistolas.
Cada sociedad tiene lo que se merece. Lo malo es que individualmente no tenemos lo que nos merecemos. Tenemos lo que decide el colectivo en conjunto. Seguramente entre los muertos y heridos de Virginia había personas que estaban en contra de la libre posesión de armas.
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