Hay personas admirables y una de ellas es, sin ningún género de dudas, el profesor Hawking. Muchas veces me he preguntado qué hubiera hecho este hombre si la naturaleza no hubiera sido perversa con él limitándolo con una grave enfermedad degenerativa. Aún así don Stephen, se ha atrevido a vivir en primera persona la aventura espacial. ¿Cuántas personas que gozan de plena salud se apuntarían a un viaje espacial? Muchas sentimos horror con sólo imaginarnos fuera de la atmósfera; preferimos lo malo conocido que lo distinto por conocer.
¿Y qué dicen los defensores de la "muerte digna" cuando el señor Hawking hace tal apuesta por la vida que sólo puede despertar la admiración de los que contemplamos su valentía? Están callados. Ellos apuestan por la muerte. Supongo que, mientras el profesor Hawking experimenta la ausencia de gravedad en un vuelo preparatorio para su viaje espacial, andan buscando por los rincones de las Españas personas en las mismas condiciones físicas para enamorarlas de la muerte. ¿O quizá le susurran al señor Zapatero la "necesidad" de una ley de la eutanasia?...
Quedémonos con una frase pronunciada por el científico inglés tras bajar del avión: "Quiero demostrar al mundo que cualquier persona puede someterse a este tipo de experiencia".
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