En el Paleolítico los hombre salían a cazar y a pescar y las mujeres quedaban en las cuevas con el monopolio de la crianza de los hijos. Han tenido que pasar muchos siglos para que veamos por fin al primer hombre famoso debutando en la crianza de sus hijos, es decir, con una baja paternal ejemplar. Me refiero a Pablo Iglesias, el líder de Podemos.
Después de largos meses de ocultación y silencio regresa a la primera línea política. No se había ido. Estaba aguantando largas jornadas de pañales, biberones y chupetes. Supongo que habrá disfrutado acunando a sus mellizos. También habrá sufrido porque los suyos andan entre un Errejón que coquetea políticamente con la alcaldesa de Madrid y una Irene Montero que no hace sombra al macho alfa. Pablo es mucho Pablo.
La baja paternal de Pablo Iglesias es un ejemplo difícil de poner en práctica. No veo a los empresarios por la labor. Tampoco veo a los hombres pidiendo más tiempo de baja paternal para acunar a los niños. Ni siquiera veo a muchas mujeres gritando mi pareja en casa. Las mujeres, cuando nos ponemos hembras, echamos al macho a trabajar, igual que hacían nuestras antepasadas paleolíticas. La casa es nuestro reino. Una cosa es compartir el reinado otra muy distinta es entregar la corona al marido. Dennos tiempo.
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