Por qué fracasan los países de Daron Acemoglu y James A. Robinson es un libro que nos enumera una serie de razones por las que unas naciones son más ricas que otras. Según los autores, la mayor riqueza de algunos países viene determinada por sus instituciones, su relación con los ciudadanos y por el uso que hacen de las tecnologías.
Es un libro que no recomiendo a personas que nada tengan que ver con la economía académica. Se te hace tedioso. Los autores tampoco ayudan nada con la redacción. Se meten en unos rollos históricos que aburren hasta a los profesores de Historia. Llegan a la investigación histórica sin dejar de lado las explicaciones políticas y un análisis económico con el que no estoy muy de acuerdo. Leyendo algunas páginas me quedé con la impresión de que buscan en su investigación datos para justificar sus opiniones personales sobre la riqueza de las naciones. Adam Smith lo hizo mejor que ellos.
Nada tiene que ver, nos dicen, la geografía, las costumbres de la gente, la cultura. Incluso los políticos no determinan la riqueza de sus países. Es más importante que las instituciones extraigan rentas y riquezas de un grupo social para hacer próspero a otro mientras, en otros países, las instituciones permiten que los ciudadanos se dediquen a lo que saben hacer mejor; así crecen profesionalmente y prosperan gracias a la educación que han recibido. ¿Y qué decir de las tecnologías? Según Por qué fracasan los países de Daron Acemoglu y James A. Robinson son fundamentales. Un país que no invierte en tecnología está cavando su fracaso.
No os recomiendo este libro. Sus 608 páginas se me hicieron eternas. Lo utilicé para conciliar el sueño y para comprobar lo lejana que estoy de las opiniones de sus dos autores. Yo lo compré porque me gustó la portada. Cuando leí "Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza" en letras rojas le eché mano y me fui a caja a pagar. Pude haber invertido mis 11,47 euros en otro libro.
Es un libro que no recomiendo a personas que nada tengan que ver con la economía académica. Se te hace tedioso. Los autores tampoco ayudan nada con la redacción. Se meten en unos rollos históricos que aburren hasta a los profesores de Historia. Llegan a la investigación histórica sin dejar de lado las explicaciones políticas y un análisis económico con el que no estoy muy de acuerdo. Leyendo algunas páginas me quedé con la impresión de que buscan en su investigación datos para justificar sus opiniones personales sobre la riqueza de las naciones. Adam Smith lo hizo mejor que ellos.
Nada tiene que ver, nos dicen, la geografía, las costumbres de la gente, la cultura. Incluso los políticos no determinan la riqueza de sus países. Es más importante que las instituciones extraigan rentas y riquezas de un grupo social para hacer próspero a otro mientras, en otros países, las instituciones permiten que los ciudadanos se dediquen a lo que saben hacer mejor; así crecen profesionalmente y prosperan gracias a la educación que han recibido. ¿Y qué decir de las tecnologías? Según Por qué fracasan los países de Daron Acemoglu y James A. Robinson son fundamentales. Un país que no invierte en tecnología está cavando su fracaso.
No os recomiendo este libro. Sus 608 páginas se me hicieron eternas. Lo utilicé para conciliar el sueño y para comprobar lo lejana que estoy de las opiniones de sus dos autores. Yo lo compré porque me gustó la portada. Cuando leí "Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza" en letras rojas le eché mano y me fui a caja a pagar. Pude haber invertido mis 11,47 euros en otro libro.
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Tuve que comprarle a mi niña pequeña el Cepillo dental Vitality Princesas de Oral-B porque lo tenía una amiguita suya del colegio y no paró hasta que saqué del bolso 19,90 euros y le compré uno igual. tiendacoruna.blogspot.com |