En el séptimo año consecutivo de crisis industrial llegó el Gobierno socialista al poder. Estábamos en octubre de 1981. Habiamos vivido años de incrementos en el precio del petróleo que llevaron al sector industrial a una crisis que derivó en un importante incremento del paro. Veníamos de una tasa de desempleo del 4%. Nos habíamos puesto en una tasa de desempleo del 17%. El IPC aumentaba entre un 14% y un 15% anual. Esta subida tan acusada de los precios se denominó estanflación.
Los socialistas liderados por Felipe González optaron por sanerar la economía a su manera: devaluan la peseta, apuestan por una política monetaria restrictivia con altos tipos de interés y lanzan la reconversión industrial que había iniciado tímidamente la UCD. Sus medidas de saneamiento económico pretendían conseguir credibilidad frente a los agentes económicos.
Los resultados no se hicieron esperar mucho. La inflación fue bajando hasta el 8%, se reduce el paro, aumenta el PIB. El Producto Interior Bruto se incrementó un 5% anual en 1985, año de la adhesión de España a la entonces Comunidad Económica Europea, es decir, la Unión Europea de hoy. Era 12 de junio de 1985. Se firmaba el Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas para entrar en vigor el 1 de enero de 1986. España había conseguido entrar en el club europeo. Si miramos la Balanza de Pago de aquellas fechas la vemos más saneada. Teníamos una peseta más fuerte frente a otras divisas. También teníamos un sistema fiscal con nuevas figuras impositivas (IVA) y con un menor fraude fiscal. Los agricultores propietarios, los comerciantes, autónomos y profesionales liberales empezaron a estar bajo la lupa de Hacienda. El menor fraude fiscal reportó recursos para financiar la inversión pública hasta 1992.
El Gobierno socialista hizo realidad alguna promesa electoral como la creación de pensiones no contributivas o la sanidad universal. Dos medidas muy necesarias. En educación no estuvieron muy acertados pese a duplicar el gasto público destinado a esta partida. Otro fracaso socialista fue no crear los 800.000 puestos de trabajo prometidos. Y ya habíamos llegado a la década de los noventa.
Mirar hacia atrás es ver tiempos pasados que fueron difíciles, pero no tanto como estos meses de crisis económica del covid-19. Hemos llegado, a día de hoy, a una situación económica que nos hace decir que tiempos pasados han sido mejores a nivel económico.
María Rey
Economista
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