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martes, mayo 13, 2008

¿Por qué no se calla, Majestad?

 Dicen que deben hablar de ti aunque sea mal, pero mejor es que hablen bien, que te piropeen, sobre todo cuando los piropos vienen de la boca de un rey. El presidente Zapatero tiene motivos para sentirse dichosos: entre sus fans se encuentra el rey don Juan Carlos. Pocos pueden contar con mejor "padrino".
 
 En todo caso, parece que la admiración es tan mutua como sincera. Es un secreto a voces que hay buen rollito entre los actuales inquilinos de La Moncloa y La Zarzuela, pero la declaración entusiasta de Su Majestad a una periodista de "el mundo" ha dejado estupefacto al personal. El Rey de todos los españoles ya no esconde su izquierdeo progre. Debe ser que no contempla la posibilidad de un tambaleo de la Corona a causa de aires republicanos nacidos en la derecha del Hemiciclo. Razón no le falta: los del PP siempre fueron buenos chicos a la hora de hacerle reverencias a la Familia Real. La República es cosa de izquierdas en este país y la izquierda mayoritaria, hoy por hoy, se llama PSOE, un partido cuyo máximo líder es un "monárquico republicano" confeso.
 
 Las declaraciones de Su Majestad no son tan improvisadas como algunos creen. Don Juan Carlos hace política de continuidad de la Monarquía adulando al mandamás socialista que va camino de eternizarse en el poder, más que por méritos propios, por los errores de una oposición en crisis. Que nos quede claro: Juan Carlos de Borbón votaría al señor Zapatero, le gusta el Presidente, lo encuentra "honesto, recto" y sigue diciendo el Monarca: "no divaga, sabe a que dirección va, tiene profundas convicciones, es un ser humano íntegro".
 
 Su Majestad por primera vez opina de un Presidente del Gobierno democrático. Los españoles, en cambio, no podemos opinar de Su Majestad donde muchos quisiéramos opinar: en las urnas. La Transición nos queda lejana, la Monarquía ha evolucionado hacia un partidismo propio de una Presidencia de República ¿Qué decir de los privilegios de sus miembros? Son demasiados.
 
 Lamentablemente, no podremos expresar en las urnas nuestra opinión sobre la Corona. La reforma constitucional quedará en el baúl de los olvidos también esta legislatura. Un rey que se permite alabar al Presidente del Gobierno de turno no accederá a una modificación de la sucesión al trono que puede terminar en un plebiscito sobre la Familia Real porque de las urnas nunca se sabe lo que va a salir hasta que se cuentan los votos. Los españoles, visto lo visto, bien podríamos inclinarnos por una República, aunque el PP sea vasallo de Su Majestad y el PSOE tenga un líder loado por el Monarca que pida un sí para la reforma constitucional.
 
 Seguiremos, pues, con una Monarquía encabezada por un rey que últimamente habla demasiado. El "¿por qué no te callas?" que don Juan Carlos le dijo al presidente de Venezuela debe empezar a aplicárselo a sí mismo. ¿Por qué no se calla, Majestad?. ¿Quién se atreve a pedirle neutralidad al Rey? Mejor que no se atreva nadie. Cuidadito los de "El jueves". No vaya a ser que quien en su día fue heredero de Franco a titulo del Rey ordene un secuestro de publicaciones o se sume a la querella de la hermana de la nuera pidiéndole a la prensa un silencio más propio de una dictadura que de un país democrático. Todo es posible cuando los privilegios se nos suben a la chistera y no hay nadie próximo que se atreva a ponernos los pies en la acera.
 



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