Después de veinticinco años de silencio vuelve a oirse el eco de los sables en España. El teniente general Mena Aguado inició la música de fondo en la Pascua Militar. Tras su sanción nuevas voces uniformadas salieron a la luz reflejadas en los medios de comunicación escritos. El último militar díscolo con la ley del silencio que deben acatar ha sido el capitán Roberto Gónzalez Calderón en una carta abierta al Presidente que publicó el diario "Melilla hoy".
En un Estado democrático el deber del ejército es callar y servir al Gobierno que democráticamente ha salido de las urnas. Es el Pueblo quien castiga el mal hacer del ejecutivo en las urnas cada cuatro años. Las murmuraciones políticas de los militares son preocupantes en democracia.
Cierto es que en España, como dice el capitán Gónzalez Calderón, "existe malestar dentro y fuera de las fuerzas armadas" por los vaivenes a que nos somete el señor Zapatero al son de la música de sus socios nacionalistas. Cierto es también que aún falta mucho tiempo, dos años por lo menos, hasta que los ciudadanos tengamos una nueva cita con las elecciones generales que nos permitan dar un voto de castigo a ZP. De momento sólo podemos quejarnos con el pataleo en los pocos medios de comunicación que abren sus páginas o micrófonos a la crítica al Gobierno o en el impagable mundo de los blogs en Internet. Pero somos los ciudadanos civiles los que debemos opinar y protestar sin el eco de sables cuyo deber es callar.
En todo caso el responsable de que en los cuarteles españoles se empiecen a oir el eco de los sables es el mismísimo Presidente del Gobierno de España. Ha sido el señor Zapatero el que desde su llegada a la Móncloa ha abierto todas las cajas de truenos que ha encontrado y alguna más que ha inventado para unos festejos nacionalistas que el Pueblo no necesitaba ni solicitaba.
Hoy mismo dejaban el Archivo de la Guerra Civil en Salamanca unos documentos que los nacionalistas catalanes reclamaron como suyos y el señor Zapatero les ofrecio en pago de un apoyo parlamentario. Próximamente paseará a la Dama de Elche como si fuera la última creación de un escultor de moda. En las Cortes Nacionales iniciará la fragmentación de España en naciones una vez aprobado el nuevo Estatuto catalán "como sea" con su bendición y el silencio de los diputados socialistas de las autonomías más seriamente afectadas por el modelo de financiación que incorpora.
Ante hechos tan graves del que seguramente es el peor Presidente de Gobierno que nunca antes había padecido España no es extraño que surga un salvapatrias que nadie desea. Precisamente por eso ha llegado el momento que Su Majestad el Rey se olvide de bautizos y nietos y tome las riendas de la moderación en un país que se fragmenta por la acción de unos y el silencio de otros. Debería Don Juan Carlos tomar en serio el ruido de los sables que empieza a pasar de eco a canción alta antes de que los que dirigen los tanques no acaten sus órdenes por haberse convertido en un monarca que no se hace respetar ni en su Familia ni fuera de ella. España vuelve a necesitar al Rey del 23-F.
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