En España nadie es obligado a prestar un servicio militar o civil, pero sí nos obligan a sentarnos en una mesa electoral si la bolita del sorteo se ha enamorado por azar de nuestro nombre. Lo único que puedes hacer para escaparte del trabajo forzoso es encontrar una excusa que les guste a los responsables de la cosa. Lo que sea, una boda o primera comunión a la que tienes que asistir, el cuidado de niños o ancianos, una gripe que te asalta y certifica un médico...
¿Por qué es obligatoria la asistencia a una mesa electoral? ¿No llegarían los voluntarios pagados para contar papeletas y atender a los votantes?
Según el artículo 35 de nuestra Constitución "todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio". En cambio, no nos permiten elegir atender una mesa electoral o no atenderla. Es más, nos obligan. Incluso se atreven nuestros políticos-legisladores a enviarnos a la cárcel si no acudimos. ¿Se imaginan que el jefe nos metiera en el cuarto oscuro por no ir a trabajar un día? ¿O que pudiera pedir una pena de prisión para un empleado que no acude a su puesto de trabajo?
No se iba a acabar el mundo ni el país porque nos modernizáramos un poco y se acudiera al mercado laboral a contratar personal para atender toda la parafernalia electoral. Saldríamos ganando todos: como ciudadanos-votantes estaríamos mejor atendidos y como ciudadanos-personas seríamos más libres.
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