Regresa el señor Rato de hacer las Américas en el FMI y pide sitio en las listas del PP a las generales. ¿Pensó don Mariano que sólo era el señor Gallardón el que aspiraba al puesto de sucesor del sucesor del señor Aznar? Si lo pensó estaba equivocado. Los políticos son como los niños: todos quieren regalos. Y no hay mayor regalo en esta vida que ser Presidente del Gobierno de España, a juzgar por todos los que se apuntan para el trabajo.
De mayores en el PP quieren ser candidatos a la presidencia del partido para participar en la lotería de las urnas a ver si le toca de premio la Moncloa. El FMI no es nada en comparación con el palacete del Gobierno de las Españas. Desde allí don Rodrigo podrá educar a sus hijos (a eso viene) y atender a sus amores (dicen las malas lenguas que viene para casarse con una mujer joven).
Don Mariano no gana para sustos. Cuando aún no había callado a don Alberto (al que también le sabe a poco la alcaldía de Madrid), aparece el sucesor destronado en la villa y corte para hacer vida familiar desde dentro y fuera de su casa. No se puede negar que quieren ayudarle, pero no a ganar las elecciones próximas; quieren ayudarle a correr hacía la Moncloa en una carrera de gana el que más corre de nuestro bando.
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