La precampaña está convirtiéndose en una especie de feria de gangas. ¿Quién nos da más por el voto?, vamos a acabar preguntándonos mientras saboreamos el café de media mañana. Los dos principales partidos intentan comprarnos la papeleta del 9 de marzo, el PP con una bajada de impuestos y el PSOE con cheques al votante.
¿Qué ganga es más atractiva para el españolito de a pie? La bajada de impuestos es una cosa que se nota pero no se ve. En cambio, un cheque al votante es dinero para ir de compras, cosa que gusta mucho en una sociedad que ha convertido las grandes superficies en catedrales en las que se adora al dios Consumo.
ZP le tomó la temperatura a la clientela con el cheque-bebé. Comprobó que había demanda para la oferta de cheques al votante potencial. Corroboró la demanda con el cheque-alquiler. Y ahora lanza el cheque-contribuyente con la confianza del vendedor que sabe que el producto se vende bien.
Los populares pueden desgañitarse explicando que el señor Zapatero no regala dinero, sino que da lo que nos ha cobrado previamente. ¿Por qué no comprarles a ellos la ganga de la bajada de impuestos? Donde está mejor el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos, dice el señor Pizarro, ese buen hombre que ha saltado de la presidencia de Endesa al despacho que dejó vacante don Rodrigo Rato en Génova 13 sin despeinarse. ZP, en cambio, sabe que los españoles somos manirrotos y se ha metido a banquero del personal. Cobra impuestos, consigue superávit y reparte los ahorros de España como un notario repartiría la herencia sin testar de un tío tacaño entre los sobrinos necesitados, dispuestos a aceptar cualquier cantidad. ¿Quién le va a decir no a los cuatrocientos euros del nuevo cheque? Si hay que votar al PSOE para hacer la promesa factible, muchos estarán dispuestos a votarlo. Pensarán que París bien vale una misa y un voto bien vale cuatrocientos euros.
El 9 de marzo comprobaremos si las elecciones se ganan a golpe de cheque con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Quizá unos meses después empecemos a oír a los arrepentidos por haber votado al señor Zapatero. Eso sí, se quejarán una vez gastado el cheque de igual cuantía para ricos y menos ricos. Lo que no podrán decir es que el señor Zapatero discrimina a las rentas altas: hay cheques para todos.
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