El Padrino tenía un abogado. La figura del consigliere está presente a lo largo de la película que lleva a la gran pantalla la novela de Mario Puzzo. Los reyes también tiene abogados. El abogado de don Juan Carlos I era un tal Dante Canonica que empieza a hacerse famoso por el dinero de Suiza del monarca.
Dante Canonica había descubierto un método muy de abuela para pasar el dinero de la cuenta bancaria suiza de don Juan Carlos a esta España nuestra: metes unos fajos de billetes en el bolsillo de la chaqueta y entras por el aeropuerto. A un ciudadano que no hubiera sido abogado del monarca reinante seguro que le contaban los billetes. Sólo está permitido entrar en el país con 10.000 euros en el bolsillo. En los bolsillos del señor Dante Canonica iban entre 200.000 y 300.000 euros. Un Rey de España poco hace con 10.000 euros. Necesita más dinero. Hacienda debería comprenderlo.
Lo malo para don Juan Carlos es que Hacienda y los jueces empiezan a echar cuentas. No comprenden que el Rey emérito no haya cumplido con la legislación fiscal. Los españoles somos iguales ante la ley, dice la Constitución. Por eso salen los trapos sucios. Su hijo calla. Don Felipe intenta conservar el trono como puede. La niña Leonor crece y el trono parece que se le escapa por culpa del padre, aquel rey campechano que gustaba a todos hace unos años. Los funcionarios de alto rango de la Zarzuela de entonces sabían vender bien al primer Borbón después de la dictadura de Franco. Los funcionarios de alto rango que tiene la Zarzuela de la etapa Felipe-Letizia no saben tapar los trapos sucios del abuelo. O no los quieren tapar. Piensan que la nueva Monarquía son Felipe, Letizia y las niñas. El tiempo dará y quitará razones. Como siempre. De momento, tenemos un nuevo protagonista en el culebrón Juan Carlos: Dante Canonica, un abogado que hubiera contratado don Corleone.
María Rey
Economista
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