El covid-19 no respeta la sangre azul. Subraya su peligrosidad enrando en la clase de la Princesa Leonor y metiéndose en el cuerpo de un adolescente de familia pudiente. Saltan las alarmas. Se cierra la clase del niño contagiado. Confinan en sus casas a sus compañeros de pupitre caro. La Princesa de Asturias se convierte en una de las primeras alumnas españolas en cuarentena de 14 días. Así es la vida. El coronavirus no sabe de clases sociales, tanto se acerca al pobre como al rico. Es el covid-19 una lotería democrática.
A Leonor, princesa y heredera del trono de España, la ha rozado el premio gordo. Están haciéndole pruebas, buscando en su cuerpo joven y adolescente el virus. Les hacen pruebas a los Reyes de España. Miran si la Infanta Sofía se ha contagiado. Los sanitarios no dan abasto en La Zarzuela, corren detrás de los habitantes del viejo palacio y del nuevo palacio. Doña Letizia habla con su hija Leonor por teléfono y le pregunta si ese compañero con covid-19 es el novio. Leonor tose y calla. Letizia corta la comunicación y llama al médico. ¿Qué le pasa a su hija? Ya decía ella que las niñas no debían ir al Colegio de Santa María de los Rosales, un colegio elitista, con alumnos de familias millonarias y profesores demasiado serios.
La Zarzuela está patas arriba, amigos. Están histéricos sus habitantes. El coronavirus ha visto a la princesa Leonor. Menos mal que la ha respetado. Prefirió el cuerpo yogurín de un compañero de clase, de un pobre niño rico.
Crónica Rosa