Las amigas suelen ser envidiosas. Sino que se lo pregunten a Melania Trump. A la Primera Dama de Estados Unidos le acaba salir a la luz pública una amiga que envidia su suerte. Es la susodicha Stephanie Winston Wolkoff, una señora venida a menos que quiere subir a más con el libro de memorias que ha escrito, un libro que intenta atraer compradores con un título sugerente: Melania and Me.
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Da pena la tal Stephanie. ¿A quién le importa que el matrimonio presidencial sea más o menos perfecto? Tal vez a Stephanie, una mujer que se manifiesta como una envidiosa perfecta. Y como no tiene otra cosa que ofrecer, ofrece a las editoriales unas confidencias de amiga cotilla que ha dejado de ser amiga, pero continúa siendo cotilla. Ha encontrado el momento ideal para vender miserias: se acerca el día de las elecciones de Estados Unidos. Un escándalo, aunque sea escandalito, puede restar votos al marido de Melania, la coprotagonista involuntaria de Melania and Me.
No voy a leer Melania and me. Supongo que el matrimonio de Melania y Donald Trump es como todos los matrimonios en el que el marido pone dinero y la mujer pone belleza y juventud. Hay una compra-venta interesada por ambas partes. Los dos ganan. Stephanie querría estar en el sitio de Melania. Como no ve posibilidades de llegar a un trato sentimental con Donald Trump, resume sus memorias en lo que se refiere a su supuesta vieja amistad con la Primera dama, en un texto que tenemos en las librerías.
Compren el libro si quieren. Los beneficios van para Stephanie Windston Wolkoff. Seguro que le viene tan bien el dinero como a Melania Trump le vienen bien los millones de su peculiar marido. Es cuestión de negocios. Cada una vende lo que puede. Yo también vendo. Entren en Amazon y déjenme una comisión. Gracias. Los beneficios de mi Amazon los destino a cafés.
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