En el año 2019 las Comunidades Autónomas utilizaron el 43% de sus presupuestos para pagar al personal. Se debería suponer que ese personal está a las duras y a las maduras, pero no es así. Vemos que las Fuerzas de Seguridad del Estado y los sanitarios hacen sus trabajos con normalidad. No podemos decir lo mismo de los trabajadores de ventanilla. Pero no es sólo culpa de su holgazanería, también es culpa de las medidas que toman los responsables de las Administraciones Públicas.
Así vemos como la Xunta de Galicia decide que en sus oficinas de empleo no hay que renovar la demanda de paro hasta el 31 de diciembre. Envía un e-mail informativo a todos los demandantes de empleo. Les dice que les está haciendo un favor y aprovecha para recordarles que si quieren hacer algún otro trámite, hay que pedir cita previa. Los funcionarios y trabajadores públicos en general de la Xunta de Galicia del señor Feijóo siguen trabajando a medio gas. El confinamiento se ha instalado en sus lugares de trabajo.
En un país donde las Comunidades Autónomas tienen un gasto en nóminas descontrolado, los ciudadanos no estamos recibiendo unos servicios descontrolados en eficiencia. Vemos como los funcionarios y demás personal de las Administraciones Públicas reciben unos emolumentos que nada tienen que ver con los sueldos y salarios del sector privado. Les pagan mucho por lo poco que trabajan. No es justo. Menos justo es que tengan cerradas las oficinas de empleo, excepto para las citas previas que se afanan en no dar porque ahora se hace todo online, menos lo que no se puede hacer online cuando no tienes un ordenador, un smartphone o careces de conocimientos informáticos suficientes.
La Xunta de Galicia le da la espalda a los desempleados gallegos. Tomemos nota. Y protestemos. Aunque sólo sea desde un humilde post de un humilde blog.
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