Andamos siempre quejándonos, con razón, de que quedamos a la cola en todos los estudios comparativos de los sistemas de educación. Es hora que empecemos a pensar en soluciones.
Una solución podría ser copiar el sistema finlandés. En Finlandia llevan con la misma ley de educación treinta años, señal de que la educación no está politizada como aquí en España. Si continuamos viendo diferencias la primera a destacar es la predominancia absoluta de la educación pública en el país nórdico, lo cual nos da la razón a los defensores de los pupitres públicos y gratuitos desde la guardería hasta la Universidad. Allí comedor, transporte y libros de texto son también gratuitos para todos los alumnos. Las veinte universidades de que dispone el país son todas públicas. En cuanto a la burocracia educativa es mucho menor porque la gestión de los centros está en las manos de los ayuntamientos que aportan el 99% de la financiación.
Los centros escolares están muy bien dotados, con bibliotecas que serían la envidia de muchas bibliotecas públicas españolas por número de volúmenes. Todos los ordenadores tienen conexión a Internet.
En enseñanza de idiomas los centros escolares finlandeses también son punteros. Hasta cuatro idiomas son de obligatorio estudio: el finés, el sueco (idioma cooficial hablado por un 6% de la población), inglés y otra lengua extranjera (francés, alemán, ruso, italiano o español). Al alto nivel en lenguas extranjeras de los alumnos también contribuye que las películas que emite la televisión finlandesa no se traduzcan sino que se subtitulen.
El mejor profesorado lo destinan a los primeros cursos de enseñanza. De los siete a los doce años sólo cuentan con un profesor pero licenciado (aquí en España sólo se exige una diplomatura a los maestros de primaria).
La escolarización obligatoria es a partir de los siete años (en España de los seis aunque ya se pueden escolarizar a los niños de tres años). Los padres finlandeses se implican mucho más en la educación de sus hijos gracias a las ventajas en horarios laborales que les permiten una mejor conciliación de la vida laboral y familiar.
Ojalá en España se impusiera el sentido común y se copiara el sistema finlandés de educación. Pero me parece que aunque PP y PSOE llegarán a un acuerdo para la copia sería imposible porque nos encontraríamos con toda la jerarquía eclesiástica blandiendo las pancartas. Con un sistema de educación público hasta el 98,2% se les terminaría el negocio de los colegios. Bien decía Sancho a don Quijote: "con la Iglesia hemos topado". Bueno, con la Iglesia no, más bien con la Jerarquía que encontró su gallina de los huevos de oro en la educación y entre ellos y los políticos están escribiendo la esquela de la enseñanza pública en este país; la única enseñanza que puede llevarnos a la cabeza del informe Pisa. Como a Finlandia.
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