El Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional de este año ha recaído en el matrimonio formado por Bill y Melinda Gates por "el ejemplo que representan de generosidad y filantropía". Como siempre el jurado se ha decantado por el candidato de más renombre que queda mejor para la foto. No quiero decir que el señor Gates y su esposa no merezcan la estatuilla, ni descalificar la labor que hacen donando una parte de sus ingresos en países pobres del Tercer Mundo. Simplemente considero que galardones de reconocido prestigio como los premios Príncipes de Asturias deberían contribuir a relanzar la labor callada y valiosa de personas que no son tan conocidas como el millonario de Microsoft. Por ejemplo la labor de los misioneros que dejan su propia vida ayudando a los desheredados de la opulencia. El señor Gates sólo pone su dinero en una pequeña proporción de su inmensa fortuna, lo cual aunque es loable no creo que sea motivo para un premio.
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