Ayer se presentó don Mariano ante los leones del Congreso de lo Diputados con sus cuatro millones de firmas para exigirle al Presidente Zapatero que ponga el Estatut catalán a referéndum por toda España. Muchas firmas para recibir poca atención por parte del Gobierno y un par de portadas en los diarios nacionales.
A estas alturas de la película estatutaria ya nos habíamos olvidado de las firmas que modosamente pedía el PP del señor Rajoy por alguna esquina sin mucho escándalo. Pedían una firma con tanta educación que nadie se la negaba aunque no supieran muy bien de lo que iba la cosa o precisamente por saber demasiado bien que ZP no tiene en cuenta los autógrafos de la gente anónima que no pide una subvención para un espectáculo de cine ni un aplauso para un concierto poco concurrido. Se pedía la posibilidad de que el Estatut regresara a los políticos separatistas catalanes con una denegación contundente de parte de la soberanía del Pueblo español. Era mucho pedirle al señor Zapatero porque él no puede hacer más milagros de los que hace hacía el desastre de la Confederación de mini naciones ibéricas.
Muchas firmas en millones de hojas. Pobres árboles talados para la cosa del autógrafo ignorado y pobre España que no tiene quien la defienda haciéndose oír con voz de barítono.
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