Se fue el señor Bono o lo echaron que en política nunca se sabe cuando un cese es dimisión o cuando una dimisión es cese. Decían que estaba cantada la marcha del ex ministro de Defensa pero lo cierto es que el señor Zapatero sorprendió al personal anunciando modificaciones en su Gobierno el pasado viernes. Aprovechó ZP que se le iba el señor Bono para echar a la señora San Segundo de Educación y rodearse de socialistas fieles a su proyecto político en esta etapa de esperanza hacía alguna cosa que creo que no se debe llamar paz porque nunca hubo guerra con la banda terrorista ETA, sólo hubo terrorismo.
El gran ganador fue el señor Pérez Rubalcaba. Pasa de portavoz en la Cámara Baja y chico para todo tipo de negociación a ocupar el importante ministerio del Interior cuando hay un alto el fuego permanente que requiere un hábil negociador. Don Alfredo es una herencia de los Gobiernos del señor Gónzalez que se ha reciclado a nuevo en el Gobierno de ZP. Podría decirse que sobre esta reliquia de la política española no pesa el desgaste del poder. Sus adversarios del PP no han sabido recordar convincentemente a la opinión pública el pasado del señor Rubalcaba en Gobiernos adornados por la corrupción. En el congreso de los diputados demostró en numerosas ocasiones su dominio de la oratoria que, a diferencia del señor Rajoy, no flojea fuera del hemiciclo. Don Alfredo convence al personal hasta cuando miente y el señor Zapatero lo sabe.
ZP ha movido las fichas para mantener al menos el alto el fuego de la banda terrorista hasta las siguientes elecciones dentro del sueño de una paz duradera. Ha apostado por sus fieles en Interior, en Defensa y en Justicia. El último mohicano está en Economía pero no causa problemas: el señor Solbes nunca será un señor Bono patriota en la palabra que genere titulares de prensa.
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